Uno de los temas de mayor actualidad en el sector CPD es lograr la eficiencia en operación. Eficiencia entendida tanto desde el punto de vista de minimización de consumos energéticos, como del tratamiento eficaz y uniforme del espacio tratado térmicamente. En el presente artículo, Ashrae repasa las medidas o métricas más habituales del sector para definir la eficiencia de forma objetiva de la mano de Stulz, incluyendo algunas de reciente implantación muy vinculadas al momento climático global en el que vivimos.
Las siguientes líneas van a abordar además otros temas relevantes para la maximización de esas métricas, como son los cambios actuales en las condiciones de servicio a mantener y qué sistemas de freecooling se están observando en el diseño de centros de datos.
Las primeras métricas que nos vienen a la cabeza en el sector son el PUE y el DCiE. ¿Qué indican y que origen tienen?
Por tanto, son indicadores que nos relacionan el consumo total del centro de datos con el específico requerido por el equipamiento IT. Como se detalla en distintos documentos del generador de la métrica, The Green Grid, la energía del equipo de IT incluye la energía asociada con todos los equipos de IT (computación, almacenamiento y equipos de red) junto con equipos complementarios (conmutadores, monitores, y estaciones de trabajo/computadoras portátiles utilizadas para controlar el centro de datos).
El 1% de la energía mundial se emplea en centros de datos, por lo que se han ampliado las técnicas y los recursos empleados en su explotación
Por otro lado, la energía total de la instalación incluye toda la energía del equipo de IT agregando el uso de energía de los componentes de suministro de energía (sistemas UPS, interruptores, generadores, distribución de energía, baterías y pérdidas de distribución externas al equipo de IT), componentes del sistema de climatización (grupos de frio, torres de enfriamiento, sistemas de bombeo, tratamiento de aire de la sala de computadoras, unidades de aire acondicionado para salas de cómputo -CRACs-) y otras cargas de componentes diversos, como la iluminación del centro de datos.
Como se avanzó anteriormente esta métrica fue generada por The Green Grid, que es una organización IT sin ánimo de lucro (allá por el 2007), siendo el método más extendido para la medición de consumos y eficiencia en centros de datos. Se publicó como estándar bajo la ISO/IEC 30134-2:2016 y en la actualidad en Europa bajo la EN 50600-4-2:2019
La propia normativa y documentación comentada establece cómo medir estableciendo hasta cuatro categorías de PUE según los niveles de precisión o calidad buscada en la medida.
La mayor diferencia de estas categorías se basa en:
La operación de los centros de datos es más eficiente si optimizamos los sistemas de enfriamiento
Por tanto, el PUE es una medida orientativa que nos permite conocer la eficiencia energética del centro de datos, desde un punto de vista estrictamente energético. Por otro lado, como sabemos medir y establecer pautas de control energético es la primera actividad del proceso de mejora de la actividad.
El rango en el que se mueve el PUE está entre 1 y el infinito. El valor de 1 indicaría que tenemos una eficiencia del 100%, caso ideal y teórico. La mayoría de los estudios sectoriales relativos a centros de datos hablan de valores PUE por debajo de 2.0 para considerarlo de eficiencia media, pudiendo llegar a 1,2 en el caso de infraestructuras extremadamente eficientes.
Aunque las métricas energéticas anteriores son las predominantes en el sector, dada la situación medioambiental mundial se empiezan a proponer por distintos sectores y empresas otro tipo de métricas complementarias que tengan en cuenta los recursos empleados en la climatización y gestión del centro de datos en su vertiente ambiental. Hay que tener en cuenta que aproximadamente el 1% de la energía mundial ya se emplea en centros de datos y que se han ampliado las técnicas y recursos empleados en su explotación.
Entre estas métricas que se irán implantando secuencialmente en el sector cabe destacar las siguientes:
No existe una manera unívoca de seleccionar el freecooling adecuado para un centro de datos específico
En función de todo lo anterior, está claro que el sector está evolucionando en la doble vía de optimizar consumos y cubrir las necesidades energéticas de la forma medioambientalmente más coherente. Entre estas estrategias cabe destacar las siguientes tendencias en las que estamos involucrados.
La operación de los centros de datos es más eficiente si optimizamos los sistemas de enfriamiento. En este sentido, lo más adecuado es el empleo de enfriamiento gratuito o freecooling, consistente en utilizar las bajas temperaturas exteriores para enfriar las instalaciones. Su adopción se está incrementando debido a sus beneficios en la eficiencia energética y costes de explotación. No es casualidad que las últimas publicaciones sectoriales especializadas incidan en su relevancia y den pautas para su selección y cálculo. Entre las tecnologías descritas y recomendadas, según la tipología del centro de datos a refrigerar, tenemos las siguientes posibilidades:
No existe una manera unívoca de seleccionar el freecooling adecuado para un centro de datos específico. Hay muchos factores, como la ubicación geográfica, requerimientos del usuario, tipología de edificio o costes de operación esperados, que pueden condicionar la selección y cálculo.
Otras de las medidas relevantes, siempre que la operación y tipología de centro de datos lo permita, es la gestión de la temperatura interior. Teniendo en cuenta que la mayoría de los fabricantes de electrónica fijan límites superiores no por encima de 30-35 ºC para que entren en estrés térmico, hay cierta capacidad de permitir su variabilidad y lograr una uniformidad adecuada en su explotación. Hay que tener en cuenta varios puntos:
En este contexto, Stulz dispone de la ayuda técnica para que la implementación y seguimiento de estas medidas sean una realidad en los distintos proyectos, optimizando la puesta en servicio de la climatización y facilitando su operación y mantenimiento.
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